Durante
dos años estuve preparándome para este momento. Tomar una decisión difícil que
pensaba que no iba a poder asumir y que
cambiará muchas cosas en mi vida.
El
pasado 31 de enero comenzó mi nueva vida. Abandoné la zona de confort y salté
al vacío. Dejé la comodidad de un
trabajo estable a cambio de sentirme
viva.
Aposté
por mí. Decidí que tengo mucho que demostrarme a mí mi misma, que tengo una
parte creativa que desarrollar y que, sobre todo, quiero disfrutar con todo lo
que hago y con mi familia y amigos.
Pero
llegar hasta aquí no ha sido fácil. He tenido que darme cuenta que algo no
funcionaba dentro de mí. He tenido que
hacerme muchas preguntas sobre lo que fallaba y acerca de lo que realmente
deseaba. He tenido que asumir mis respuestas. Procesarlas. Madurarlas. Vencer
mis miedos. Y, finalmente, encontrar el momento adecuado.
Ha
sido un proceso muy enriquecedor, que me ha ayudado a retomar las riendas de mi
vida, desarrollar mis capacidades y
prepararme para disfrutar a tope de esta nueva etapa, sin miedos, sin ponerme
límites, dejándome llevar.
Ayer
escuché en la radio acerca de la sincronicidad. Una psicóloga hablaba de que
son casualidades que tienen impacto en nuestra vida. Carl Gustav Jung lo definía como «la simultaneidad
de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera causal». A mí me
ocurren “sincronicidades” de estas muy a menudo. Es como magia, pero de la
buena!.
A finales
de 2010 recibí un email de una persona que había estado trabajando en un productora
con la que tenía contacto. Se despedía para iniciar una nueva etapa
profesional. Meses más tarde recibí otro email de ella. Se trataba de un email
de presentación de su nueva carrera profesional como coach enfocado a mujeres
emprendedoras y creativas. Al leerlo
sentí que lo que ella ofrecía encajaba perfectamente con lo que yo comenzaba a
sentir que andaba buscando y di el paso. Vencí mis primeros miedos. Trabajé con ella durante seis meses. Meses en
los que me sorprendí a mí misma al descubrir cómo me veían los demás,
con qué es lo que realmente deseaba hacer y al verme capaz de superar muchos
de los miedos que me bloqueaban. Y me puse en acción, comenzando a dar todos
esos pequeños pasos que hay que dar hasta llegar a tu objetivo.
Pasito a
paso han pasado dos años en los que han surgido nuevos obstáculos que he tenido
que superar pero que finalmente me han llevado hasta la meta.
Y, de
repente, una mañana despiertas y sientes que ya estás preparada. Que no hay
miedo. Que tienes plena confianza en ti y en tus capacidades. Y das el paso.
Y aquí
estoy, feliz, en mi nueva vida. Disfrutando del momento. Con confianza en
que voy a encontrar mi nuevo camino.
Permitiéndome a mí misma reinventarme. Apostando por mí, como profesional, como
persona, como madre, como esposa, como hija, como hermana, como amiga…
Reencontrándome con la persona que soy y que estuvo oculta durante un tiempo.
Ahora es el
tiempo de creer en mí. ¿Me acompañas en mi aventura?